DE MENDIGO A MILLONARIO

CAP XI



Con el pasar de los días Yorsua y Pelusa se fueron adaptando cada vez mejor al nuevo estilo de vida que le había correspondido asumir a cada uno.

Yorsua, a quien le había tocado hacerse pasar por el peligroso líder de una banda de perros salvajes, tuvo que, con mucho sudor y lágrimas, ganarse el respeto de los miembros de aquella organización delictiva de canes. Cumplía fielmente con las tareas que le exigían y finalmente cualquier duda de su identidad se había disipado, al punto, que el mismo Piraña ahora le respetaba más que nunca.

El caso de Pelusa no era muy distinto que digamos, solo que en vez de tener que lidiar con perros malandros, le tocaba enfrentarse a algo mucho más delicado, el criterio irrefutable de un amo millonario. Como recordarán, al pobre Pelusa por poco y lo mandan directo, sin pasar por Go, a la sala de operaciones, donde le dejarían para siempre sin el día del padre. Logró salvarse de chiripa gracias al buen resultado obtenido con el tratamiento capilar importado que se empezó aplicar todas las santas noches. Su pelo ahora era brillante, sedoso y olía a rico constantemente… Oh por Dios… Hablando del Rey de Roma… Aquí viene Pelusa… Acaba de abrir la puerta y entró a la mansión… Silencio por favor… Escuchemos que viene hablando.

PELUSA: “Que buen baño el que me acabo de dar en la piscina… Cónchale debo apurarme… A las 3 es la clase de ballet y no puedo llegar tarde… Hoy también tengo curso de inglés… Y a las 7 de la noche es mi reunión de los jueves con el Club de Perros con Pedigree en el Country… Menos mal que tomé bastante sol… Ya me veía como un pastor albino de lo pálido que estaba… Uuuuffff… Que cansado estoy

Pero mira como son las cosas, ahora Pelusa se había vuelto un perro aristocrático, no tenía nada que envidiarle a cualquier sifrino, por lo visto había olvidado cuales eran sus raíces, el propio gobernador recién montado, nada que envidiarle a un boliburgués.

De la alta alcurnia nos trasladamos ahora hasta el otro lado de la ciudad, específicamente hacía los lados de la Plaza las Heroínas, un grupo de perros cacris descansan bajo la sombra que les regalan los viejos árboles de esta emblemática plaza, todos están observando como su indiscutido líder, o sea Yorsua, aunque ellos piensan que es Pelusa, toma un baño en la fuente donde están las estatuas, el pobre perro no ha perdido la costumbre sifrina de bañarse en lo más parecido a una piscina. Después de sacudirse varias veces, Yorsua es abordado por su secretario personal, nos referimos a Piraña, el vicepresidente de la banda.

PIRAÑA: “Jefe… Jefe… Disculpe que lo moleste en su baño diario… Pero tengo que decirle algo importante jefe… Hágase el loco y no mire para detrás de mí jefe

YORSUA: “Por el amor a Dios Piraña cálmate chico y dime que es tan importante vale… Te pareces a Jairo Duarte que hasta para decir una estupidez le da cien vueltas

PIRAÑA: “Jefe, lo que le quiero decir es que llegó… Usted sabe quien… Usted sabe… Ella… La innombrable… Ahí está Muñeca

Efectivamente, detrás de Piraña se podía ver una perrita cacri bien mestiza, medio llevada por la vida, pero conservaba muy bien su esbelta figura, al lado de ella se encontraban unos 4 perritos cachorros a los que se les veía a leguas que llevaban genéticamente la raza de pastor alemán. Pero ¿Quién es esta perrita?... ¿Qué hace aquí con esos cachorros?... Vamos averiguarlo.

MUÑECA: “Pelusa… Ya veo que te dignaste aparecer por fin… Te quedó muy bonito haberte perdido de esa manera… Si no es por la esposa de Peluche que me dijo que estabas por aquí no te vuelvo a ver la cara más nunca

YORSUA: “Disculpe señora… Pero ¿La conozco?... Refrésqueme la memoria por favor que ahorita no me acuerdo de usted

MUÑECA: “Ahhhhhh… Esto definitivamente es lo peor que me has podido hacer Pelusa Ramón Quintero… Snif, Snif, Snif… Venirte hacer el loco de esa manera con la madre de tus hijos…

YORSUA: “¿La madre de mis que?... Pe, pe, pe, pero… No entiendo… De cuando acá… Yo soy virgen aún

MUÑECA: “Si claro… Y yo soy la Madre Teresa… Lo único que falta es que pienses que los tuve por obra y gracia del espíritu santo… Deja de hacerte el loco Pelusa y por favor dame la pensión mensual de los cachorros… Y ve pensando de donde vas a sacar leche, porque no se consigue por ninguna parte

De tantas situaciones difíciles que había podido escapar nuestro Yorsua, creo que por primera vez está rodeado, atrapado y sin salida.