CAP XXIII
CAMILA: "¡Esquilachi!!!"
ESQUILACHI: "¡Camila!!!"
La situación de Esquilachi era muy parecida a la de los Leones del Caracas al final del round robin… Tanto nadar pa´ venir a morir en la orilla.
Jaque mate, no había escapatoria, no había como eludir aquella difícil situación, en el momento que menos se lo esperaba, en el lugar más inimaginable, Esquilachi se topaba frente a frente con su amadísima novia, la tenía ahí, sus ojos abiertos hasta más no poder delataban la inmensa sorpresa que la pobre muchacha se había llevado.
CAMILA: “Esquilachi… ¿Qué significa esto?... ¿Qué haces aquí?… ¿En este colegio?... ¿Por qué estás uniformado con una camisita de bachillerato?... ¿Qué significa ese café y la borradora del pizarrón en tus manos?... ¿Quién tiene la culpa de lo que le está pasando al Estudiantes?... Dime Esquilachi… Respóndeme… No quiero pensar mal… ¿Qué significa todo esto?”
Ahí la tenía de frente, tantas veces que intentó decirle la verdad y no había podido, ahora llegaba el momento, tanto que lucho por ella, tanto sufrimiento para que por fin fuese suya y ahora podía perderla. Esquilachi miraba a los expresivos ojos de Camila, la linda niña solo quería una respuesta, quería saber que significaba todo aquello.
El muchacho, nuestro muchacho, se armó de todo el valor del mundo, acomodó su pantalón, ajustó su camisa, sacó el pecho, tomó aire y se dispuso hacer, lo que normalmente hacemos los hombres cuando nos vemos atrapados, rodeados y sin salida frente a una mujer que quiere respuestas.
ESQUILACHI: “Camila… Con su permiso”
Esquilachi salió corriendo, con todo lo que le daban sus piernas, el protagonista de esta historia optó por la salida más sorprendente, al ver que el tiempo no se detuvo para el enmendar sus errores, al ver que la tierra no se abría para tragárselo, no le quedó otra que salir corriendo como alma que lleva el diablo… Ahí va, ni Pablo Rodríguez podría alcanzarlo, parecía Forrest Gump cuando le dio por recorrer de costa a costa todo el imperio mesmo.
Mientras Esquilachi se perdía en la distancia, como se dice científicamente: dejando el pelero, Camila quedaba sola en medio de aquellas frías escaleras, empezaba a caminar lentamente, sacaba cuentas, sumaba, restaba, multiplicaba y dividía… Después de atar cabos y comprender lo que le había pasado… A la linda señorita no le quedó otra que hacer lo que cualquier mujer en su situación haría.
CAMILA: “Esquilachi me engañoooooo… Noooooo… Buuuuuuaaaaa… Buuuuuuaaaaa… Buuuuuuaaaaa… Snif… Snif... Snif… He sido una tonta… Tonta… Tonta… Mil veces tonta”
Esto que estamos presenciando sinceramente nos parte el corazón, pero ustedes que han seguido junto a nosotros cada capítulo de esta dramática historia, deben saber que era la crónica de una metida de pata anunciada. Lo que empieza mal siempre termina mal, si no, que lo digan los amigos de CORPOELEC.
Camila seguía recorriendo los pasillos del Colegio San Tiro Fijo en medio de un mar de lágrimas, su llanto llamó la atención de varios profesores y alumnos de aquella prestigiosa institución, algunos salían a ver que estaba pasando, otros se escondían pensando que la sayona había llegado a la ciudad.
CAMILA: “¿Pero por qué Dios mío?... ¿Por qué?... Snif… Snif... Snif… ¿Qué hice mal?... ¿Dónde metí la pata?... Esquilachi resultó ser un simple estudiante de bachillerato… Snif… Snif... Snif… Con la aversión que yo les tengo… Oh noooooo… Incluso es menor que yo… Noooooo… Y lo peor… Lo peor de todo… ES QUE LO QUIERO… ME ENAMORE DE UN NIÑO… NOOOOOO”
Si, tal como lo oyen, Camila de verdad lo quería… ¿Y ahora?...
El sonido de la puerta de un salón dejó ver la figura de un personaje que Camila conocía muy bien.
WALID: “Arnab Bait Taj Thamar Jaras Habib Rajul Laban”
CAMILA: “Tiiiiiitoooooo… Que bueno que estás por aquí”
Si, era Walid Al Bajadmamad repitiente crónico, ya tenía 27 años y aún cursaba quinto año de bachillerato, al escuchar el quejambre de Camila Walid se asomó al pasillo y ahí la encontraba. Recuerden que el Turco amaba secretamente a Camila y esta era tal vez su única oportunidad para aprovechar de pescar en río revuelto.
CAMILA: “Tito, que horrible lo que me ha pasado… Por favor, sácame de aquí… Llévame a otro lugar… No quiero estar más en este horrible colegio… Snif… Snif… Snif… Ayúdame Tito, ayúdame”
Y montándola en su vehículo, Walid Al-Bajadmamad llevaba hasta su casa a Camila Pomodorata, de Esquilachi no había el más mínimo rastro y en el colegio Atkinson sacaba 01 en el examen de Historia Universal.