Ya todo está listo para la magnífica boda real, faltan pocos días y la atención se centra en la parejita del momento. No hay espacio para otra noticia que no sea la de este matrimonio, nos referimos, claro está, al Príncipe Flaminio Carrillo y la bella Princesa de la Cuenca del Chama, o sea, la Princesa Petunia Petardo.
Tal y como estaba previsto cada detalle es minuciosamente cuidado para evitar desagradables sorpresas el día central de la boda, aún permanece fresco el recuerdo del primer matrimonio del Príncipe Flaminio, cuando por andar de farra con sus amigotes en las playas de Palmarito, no se presentó frente al altar, lo cual desencadenó una persecución épica por parte de los familiares de la novia guajira con la que se iba a casar.
Ya superado ese triste episodio en su vida, el mismísimo Principe Flaminio a manifestado a NCH (Noticias del Corazón Hinchado) la gran emoción que le embarga al pensar en este importante paso que dará muy pronto al desposar a la bellísima Princesa Petunia Petardo, representante monárquica de la Cuenca del Chama y sus alrededores, incluido Tabay y Escaguey.
Sobre dos puntos giran los grandes temas de conversación en este momento: El vestido de la novia y la lista de invitados. Sobre el primero solo les podemos adelantar en esta entrega que al parecer ya el vestido está listo, la señora Clementina Guillén, modista de la novia, ha confirmado la culminación del mismo, solo que no lo ha entregado debido a que le depositaron la mitad de la plata y al parecer aún le adeudan unos conjunticos que le hizo a la princesa para los estrenos de las navidades pasadas. “Hasta que no me paguen no hay vestido” dijo la señora Clementina mientras le cogía la bota a un pantalón negro.
Sobre el segundo punto, nos referimos a la secreta lista de invitados, el Príncipe Flaminio ha solicitado encarecidamente que se abstengan los arroceros, con palabras lapidarias dijo: “La caña está contada, así que no habrán botellitas para los que no invitamos”. De esta manera aspiran controlar en cierta medida la gran cantidad de vecinos, amigos y asomados que piensan hacer acto de presencia en la imponente boda real.