EL CAPITULO DE HOY SE TITULA: “QUIEN PUDIERA TENER LA DICHA QUE TIENE EL GALLO… RAKATAPUNCHINCHIN EL GALLO SUBE”
Ya son las nueve y media de aquella mañana de exámenes en la Facultad de Medicina – Escuela de Enfermería. A Candy – Candy la agarró la típica cola de esa hora por el centro de Mérida, en pocos minutos se dará inicio al importantísimo parcial de Fisiología y los nervios se hacen presentes en la linda protagonista de esta radionovela.
CANDY – CANDY: “Por las barbas de Neptuno… Tanta cola y yo tan apurada… Como que me sale mejor bajarme de esta destartalada buseta e irme a pie… Eso mismo voy hacer”
Y tirándole el ticket por la cabeza al señor busetero, Candy – Candy procedió a bajarse de la unidad de transporte público y emprendió la carrera rumbo a su Facultad para llegar a tiempo al parcial que arrancaría en contados minutos.
Más temprano habían llegado al sitio acordado los dos primos Albert y Archie, estaban estratégicamente escondidos en las inmediaciones del Auditorio C, solo esperaban que hicieran el llamado de los estudiantes al Auditorio A para presentar el parcial.
ALBERT: “Cónchale Archie, ¿Tu de verdad estás seguro de lo que vamos hacer?... No se… A mi me parece que es llegar al extremo… Si, es verdad que Candy – Candy la embarró conmigo… Pero de ahí a sembrarle exámenes falsos… No se…”
ARCHIE: “Aaaaaayyyy Albert… ¿Para que arrugas si no vas a planchar?… Tu sabes muy bien que la venganza es la mejor medicina para curar las heridas que esa tipa te ha provocado… ¿O es que tu piensas quedarte con esa?... En tremendo ridículo te dejo esa chama delante de todo el mundo… Vamos vieja… Tú puedes… Ármate de valor que todo va a salir bien ¿OK?”
Asentando con la cabeza Albert aprobaba el desarrollo de aquel maquiavélico plan donde él era pieza clave, ya veremos por qué.
Justo a tiempo, Candy – Candy llegaba a la Facultad justo a tiempo, en ese preciso instante los profesores empezaban a llamar uno por uno a los estudiantes de aquella materia y que hoy debían medirse en con el importante parcial.
Mientras pasaban poco a poco al interior del auditorio, Candy – Candy veía como sus compañeros le picaban el ojo, la saludaban con picardía y por alguna extraña razón hasta le agradecían. Una de estas era precisamente su amiga María Gabriela Zorreta.
MARIA GABRIELA: “Candy – Candy chama… Te pasaste de pana con lo que hiciste anoche… De verdad muchas gracias hermanita… Yo si necesitaba sacar buena nota en este parcial… Iba más clavada que el Estudiantes”
Sin entender nada de lo que le estaba diciendo su compañera de clases, Candy – Candy preguntó:
CANDY – CANDY: “Che… ¿A que te refieres?... No te entiendo nada”
MARIA GABRIELA: “Y aparte de todo eres modesta… Nooooo Chama… Eres una santa milagrosa… Pues me refiero a lo escribiste en twitter… Ya sabes… Las respuestas de… Tu sabes que… El…Ya sabes…”
En ese momento llamaron a entrar al examen a María Gabriela y no pudo continuar con aquella charla, Candy – Candy quedó en las mismas porque no entendió nada.
Estaban a punto de llamar a Candy – Candy para entrar al examen cuando sorpresivamente escuchó una voz que le resultaba familiar.
ALBERT: “Candy – Candy… Hola preciosa… Disculpa la molestia pero necesitaba hablar contigo”
CANDY - CANDY: “¡Albert!!!... La concha de tu madre… Que sorpresa más agradable… ¿Qué hacés por aquí?... Mirá que tengo un examen… Por favor te ruego no te pongas a llorar”
ALBERT: “Jejejejejeje… No tranquila Candy – Candy… Ni voy a llorar ni vengo a fastidiarte… Solo quise venir un momentito para darte un último abrazo de despedida en términos de amistad y para demostrarte que no hay ningún tipo de rencor… ¿Te parece?”
Sorprendida por aquella actitud de Albert, pero más sorprendida aún porque este no estaba llorando, Candy – Candy accedió a darle el abrazo a su ex novio… Craso error… No tenía idea la linda protagonista de esta radionovela que ese, ese abrazo era el propio abrazo de Judas, el abrazo de la muerte.
Tal y como lo habían planificado, mientras Albert abrazaba a Candy – Candy, este le sembraba el famoso esténcil del examen de Fisiología con todas las respuestas en su cartera. Con mucha agilidad logró introducirlo sin que la inocente señorita se diera cuenta.
CANDY – CANDY: “Bueno Albert… Me voy a presentar mi examen… Te deseo toda la suerte del mundo y que seas muy feliz”
ALBERT: “Yo también te deseo lo mismo Candy – Candy… Suerte con tu chuleta… Digo… Suerte con tu carrera y tu vida… Adiós”
Se daba media vuelta el mal intencionado muchacho y dejaba que Candy – Candy ingresara al Auditorio A, más encochinada que la Senadora Piedad Córdoba con la Guerrilla.