DE MENDIGO A MILLONARIO

CAP VII




PELUSA: “Señores compatriotas y camaradas en las pulgas aquí presentes… Hemos venido hasta este parque con la finalidad de solicitarles de manera pacífica que desalojen… Por si no olieron en la entrada este terreno está custodiado por el pueblo, o sea nosotros… No pensamos aceptar que unos burguesitos como ustedes nos sigan quitando espacios que pertenecen al pueblo… ¿Ok?

El que hablaba era Pelusa, líder de aquella peligrosa banda de perros cacri, quien como recordarán es también el hermano gemelo de Yorsua sin que ninguno de los dos los supiese. Hoy estaban decididos a tomar por la fuerza aquel parque en el que paseaban los domingos todos los perros de la lujosa urbanización El Mono Jojoy.

Al verse rodeados por aquellos desadaptados sociales, Carnintong Remintong del Carmen Biruta Noveno, mejor conocido como Carnintong, un pequeño perrito pequinés de lo más sifrino, se acercó hasta donde estaba su vecino Yorsua Molto von Berger Swahsteiger Primero, mejor conocido como Yorsua.

CARNINTONG: “Yorsua… Ese horrible malandro es de tu misma raza y tamaño… ¿Por qué no te le enfrentas y le haces ver que aquí hay quien nos defienda?

YORSUA: “Yo tengo una mejor idea… ¿Por qué no te callas y dejamos tranquilo al azote ese?... ¿Tu te volviste loco Carnintong?... ¿No te das cuenta que ese bicho es más peligroso que tomarle fotos al Metro delante de un tombo en Caracas?... Y además chico… Yo en mi vida he peleado con nadie… En estos días me ganó hasta un sapo

CINDERELA: “Anda Yorsua… No seas así con nosotros… El único que tiene tamaño para poner en su sitio a ese horripilante malandro eres tú

Oh no… La que hablaba era la linda Cinderela, la Golden Retriver que traía de cabeza al pobre Yorsua, como decirle que no, como quedar mal ante semejante belleza. Abrumado por la mirada esperanzadora de su amor platónico, no le quedó otra a Yorsua que ceder y aceptar aquel reto.

YORSUA
: “Está bien… Ni modo… Pero que conste que lo hago porque soy un gentleman y no pienso permitir que esos bárbaros vengan a intimidar a mis buenos amigos… Ahí voy… Permiso

En esos momentos el grupo de perros invasores hacían una rueda alrededor de Yorsua y sus amigos, al mejor estilo de las películas de vaqueros cuando los indios rodeaban a sus víctimas. Danzaban, gritaban, los amenazaban, la escena era realmente alarmante… De repente, la imponente figura de Yorsua se levanta y se prepara para hablar.

YORSUA: “Ehhh… Señor Pelusa… Disculpe la molestia… Pero pienso que podríamos discutir esta situación que se nos ha presentado y tratar de llegar a un acuerdo… Mirándonos bien, me doy cuenta que todos somos de la misma especie y no vale la pena discutir por un pedazo de terreno

Las sensibles palabras de Yorsua fueron escuchadas atentamente por pelusa y sus secuaces, aunque parezca mentira, daría la impresión que tocaron alguna fibra escondida dentro del peludo corazón de aquellos feroces animales. Bajaron sus orejas, enternecieron sus rostros y sus ojos se aguaron al punto de casi dejar rodar algunas lágrimas. Pelusa tomaba la palabra:

PELUSA: “Aaaaaayyyy jeva… Este bicho si es la propia mami… Vamos a discutir esta situación para tratar de llegar a un acuerdo… ¡Bobo!!!... Lo que tu y yo vamos a discutir es por donde te voy a encender a patadas

Pobre Yorsua, la trilla que le estaban dando era más sanguinaria que la que le dio Paquiao al mexicano Margarito… FX PELEA… Cuando intentaba escapar de las garras de Pelusa, Yorsua era arrastrado una vez más hasta sus fauces y le seguía dando como si se tratase de una piñata de pastor alemán. Que irónico, lo que ambos desconocían es que eran hermanos gemelos y el destino les había separado.

En medio de aquella brutal paliza que le estaban propinando a Yorsua, su collar de swarovski salió volando por los aires, cuando ya estaba a punto de perder el conocimiento una mano salvadora intervino para evitar que lo desmenuzaran, era Ruperto, el fiel empleado de la mansión que apareció justo a tiempo.

YORSUA: “Ruperto… Ruperto… Mi fiel Ruperto… Menos mal que apareciste… Este malandro feo me quería destrozar…Vamos… Llévame para la casa… Necesito tomar un baño y acostarme… Ruperto… Ruperto… Ruperto ¿Qué haces?

Ruperto había tomado el collar de Yorsua del piso y en este momento se lo colocaba a Pelusa, era tal el parecido entre estos dos ejemplares, que ni siquiera Ruperto había logrado distinguir que estaba amarrando al perro equivocado.

PELUSA: “Pero bueno Diablo… Suéltame… Yo no soy el afeminado ese… Mira bicho te lo voy a decir, suéltame o ya tu vas a ver… Que me suelteeeeeees….

Tarde… era muy tarde. De nada sirvieron sus quejas y la pataleta que había formado… Recuerden que Ruperto por ser humano no podía escuchar lo que decía Pelusa ni ningún otro perro, solo escuchaba ladridos y gruñidos, nosotros si lo podemos entender gracias a nuestro traductor especial de perros comprado en Perro Gato la tienda de su mascota.

A la distancia se veía a Pelusa, en cautiverio rumbo a su nuevo hogar y en el parque quedaban el grupo de perros malandros al lado de Yorsua.

Piraña, el lugar teniente de Pelusa y segundo abordo dentro de aquella organización delictiva de canes, se acerca a quien creía era su jefe.

PIRAÑA: “Pelusa… Pelusa… Vamos jefe… Luego volvemos por este terreno… Vamos que esta es la hora del partido de Estudiantes y ya van a dar los choripanes

Yorsua tragaba grueso, no podía hablar de buenas a primera ya que sería descubierto y su destino sería peor que el de Mackled si lo extraditan a Venezuela.