
CAP XVIII
EL CAPITULO DE HOY SE TITULA: “ESTABA LA PAJARA PINTA SENTADA EN SU MATA DE LIMON, CON EL PICO PICABA LA HOJA, CON LA HOJA PICABA LA FLOR”
La fiesta de cumpleaños de la Señorita Pony marchaba con absoluta normalidad, en la residencia estudiantil se escuchaban las extraordinarias piezas musicales de Pitbull y mientras un grupo de asistentes al guateque bailaban, otros estaban atentos al doctor Archi, quien se había convertido repentinamente en el centro de atención con su acostumbrada ronda de chistes.
ARCHI: “Entonces el burro le dijo: Muévete monito… Muévete… Y el monito solo movió los ojos”
ANNIE: “Ja, ja, ja… Candy Candy… Tu de verdad que te sacaste la lotería con ese doctor Archi… No solo es educado, buena gente y millonario… También es súper gracioso… Ja, ja, ja… Que buen sentido del humor tiene”
PONY: “Eso es lo que yo le vengo diciendo a esta muchacha… Pero no me hace caso… El doctor Archi vale su peso en oro… Tienes que atraparlo de una vez antes que termine como terminan muchos hombres que llegan a viejos solteros… Luego les da por meterse a un gimnasio… Se ponen franelitas ajustadas y cuando menos se lo esperan, están haciendo dietas y depilándose con laser”
A pesar que las tenía ahí mismo a su lado, Candy Candy no le prestaba atención a lo que le estaban diciendo, sus pensamientos estaban dedicados exclusivamente a tratar de entender por qué diablos Anthony le había dejado la peluca
CANDY CANDY: “La concha de… ¿Por qué Anthony no habrá venido?... Él me dijo que no faltaría por nada del mundo… Nunca me imaginé que sufriera de ludopatía… Eso si que no me ha gustado… ¿Estaré yo dispuesta a compartir el resto de mi vida con una persona que se lo va a pasar metido en un remate de caballos?... Capaz y es un tahúr de las cartas… No quiero que se parezca a Jairo cuando estuvo pegado con el dominó… ¿Y si le dicen El Pintao?... Oh no… Anthony… Anthony… Eres un apostador indómito”
Pobre Candy Candy, como sufría al pensar en todas esas cosas malas que le habían dicho de su novio, pero peor aún lo que sucedía con el pobre Anthony, no solo lo habían difamado con todo eso que habían dicho de él sobre y las apuestas, justo ahora estaba metido en tremendo problemón en las lujosas instalaciones del Popof Club, donde debía responder por una cuantiosa apuesta que él no había casado
ANTHONY: “Calma señores, tranquilícense… Estoy seguro que le vamos a conseguir una solución a este mal entendido… Ya estoy llamando al doctor Archi, él va aclarar todo… Está repicando… Tranquilos… Cónchale está apagado… Ya va… Voy a volver a llamar… Seguro fue que no cayó… Esta repican…. Nada… Apagado”
Al comprobar que era imposible ubicar al doctor Archi quien ya para ese momento había apagado su teléfono, no le quedó otra a Anthony que hacer lo que haría cualquier hombre que se respete en su lugar
ANTHONY: “Ahhhh chamo por favor no me peguen por la cara… Snif, snif, snif… Por la cara no chamo… Buuuaaaa…”
Finalmente no le hicieron ningún tipo de daño físico al pobre Anthony, pero si lo castigaron para que de alguna manera pagara aquella apuesta de la que él era absolutamente inocente. Lo pusieron a lavar todos los platos del restaurant del Popof Club, para rematar aquella noche hubo un matrimonio de 600 invitados y tuvo que ser él quien lavó toda la losa incluyendo las ollas
Volvamos a dirigir nuestra atención al Hogar de la Señorita Pony, ya son las 2 de la mañana y la fiesta de cumpleaños ha terminado. En la puerta de la residencia estudiantil se encuentra Candy Candy despidiendo al pérfido doctor Archibald Galeno, mejor conocido como el Doctor Archi.
CANDY CANDY: “Muchas gracias doctor por haber organizado esta fiesta sorpresa para la Señorita Pony… Sinceramente la hemos pasado muy bien… Gracias también por este hermoso collar de diamantes que me ha regalado… Solo lamento que… Que… Que… Snif, snif, snif… Anthony no vino y yo pues… Snif, snif, snif…”
ARCHI: “No, no, no… No te pongas así mi niña… Ven acá para abrazarte… Ese pobre muchacho apostador empedernido no merece que botes ni una sola lágrima por él… No llores… Voy hacer lo posible por hablar con él y trataré de ayudarlo para que salga de ese sub mundo en el que está metido ¿Ok?... Pero prométeme que no vas a llorar más… Tienes un rostro muy lindo para dañarlo con esas amargas lágrimas que estás botando injustamente”
CANDY CANDY: “Gracias doctor Archi… Gracias… No imaginás cuanto te agradezco tanta amabilidad… Es usted un hombre verdaderamente especial y noble”
El maquiavélico doctor Archi abrazaba a Candy Candy mientras internamente se reía y disfrutaba de lo lindo al ver que sus planes marchaban a la perfección. Después de despedirse y ya sola en su habitación, Candy Candy se preparaba para dormir cuando es sorprendida por el sonido de su teléfono
CANDY CANDY: “Aló… Hola… Si… ¿Quién habla?”
ANTHONY: “Aló… Candy Candy mi cielo, soy yo Anthony… Disculpa que te llame tan tarde”
CANDY CANDY: “Anthony… ¿Qué pasó con vos?... ¿Esta es la hora en la que aparecés?”
ANTHONY : “Si mamita se que es burda de tarde, pero tengo que explicarte lo que me sucedió… Tuve madre problema con una apuesta y hasta ahorita fue que me devolvieron el teléfono… Pero ya resolví”
CANDY CANDY: “Oh… Oh calamidad… O sea que si es cierto lo de tu ludopatía… Eso quiere decir que entonces que si es verdad que te dicen “Las Veguitas”… Que horrible todo esto… Prefiero mil veces que seas fanático de los Leones del Caracas a que seas un apostador”
ANTHONY: “Pe, pe, pe, pero… Candy Candy… ¿Cómo que las Veguitas?... ¿Qué es todo esto?... ¿De donde sacaste esas cosas?... Aló… Aló… Aló…”
Tarde, era muy tarde… Ya Candy Candy le había colgado