
CAP XIX
Una vez más, lo que ya se había convertido prácticamente en una especie de ritual para el teniente Oxiuro, nos volvemos a encontrar al azulado extraterrestre en medio del patio central de Birosca, pegando brincos desenfrenados en un océano de empujones al ritmo de la música.
Está demás decirles que el estado etílico del teniente Oxiuro sobrepasa los niveles que cualquier alienígena podría soportar, sus enormes ojos desorbitados, su característica mueca de sonrisita sin mostrar los dientes, todos sus erráticos movimientos y sus gritos de mariachi le delatan. Justo cuando DJ Waldir Barranco estaba por sonar una vez más Rammstein, intervino el buena gente Cheo Guillén para hablarle a su amigo interplanetario.
CHEO: “Oxiuro… Oxiuro mi pana… Verrgggrrroo chamo… Ya estás hecho un trapito brother… Naguará chamo… Es que te pones a beber como loco… Como si se fuera acabar todo el michito del mundo… Oxiuro… Oxiuro mi pana… ¿Me estás escuchando?”
OXIURO: “Si mamá… Hip… Si te estoy escuchando… Bendición mamá… Hip… Ya te pareces a mi mamá Cheo… Regañándome por todo… Np jombre chamo… Hable claro… Hable pues… Dígame si me va a dejar morir o no… Diga… Usted no entiende que me partieron el corazón… Bueno, si es verdad que nuestra especia tiene 7 corazones, pero Vanessa me partió el más grande de todos… Ay qué dolor… Ay, ay, ay”
Vamos a dejar por un momento al pobre teniente Oxiuro mientras sufre más que fanático del Caracas y volvamos rápidamente al frío páramo de la Culata, específicamente al pequeño valle donde reposa camuflada la portentosa nave espacial La Zamura, en su interior el comandante Helminto estudia un poco más a la especie humana dándole lectura a unos libros de Fisiología de Ganong que obtuvo ayer por internet.
HELMINTO: “Bicho… Con razón Jairo Duarte no se graduó nunca de médico… Esta cosa llamada Fisiología es bien peluda… Bueno, ya se hace tarde… Debería irme a dormir… Sin embargo debo esperar al Teniente Oxiuro… Debemos reunirnos con carácter de urgencia para discutir los nuevos pasos del plan de invasión a la Tierra… Ni modo… Seguiré esperando”
El preocupado comandante Helminto vuelve abrir su libro de Fisiología clínica y sigue examinando a los humanos en detalle, mientras tanto, al otro lado de la ciudad, muy, muy, muy lejos de la Culata, específicamente en la Avenida las Américas, frente al Mercado Principal, nos encontramos a un par de trasnochados amigos.
CHEO: “Catira… Catira… Mi cielo… Dame a mí una arepita de pernil… Y al pana me le das una chorizo con mortadela para ver si se le quita esa voladora que carga encima”
El teniente Oxiuro estaba con sus manos entre los bolsillos, temblaba del frío que pegaba a esa en la ciudad, no emitía ningún tipo de palabra, salvo cuando la catira le pregunto qué quería tomar y este dijo:
OXIURO: “Papelón con limón… Hip… Y me pasa la tártara por favor”
Treinta minutos más tarde, después de una buena tapusada de arepas, el par de amigos suben rumbo a sus hogares en el imponente páramo de la Culata, mientras maneja, Cheo toma la palabra.
CHEO: “Oxiuro… Mi pana… Yo sé que estás pasando por un momento difícil con la jeva, pero tranquilo brother, no debes echarte a morir… Si de algo te sirve te recuerdo que toooodas las mujeres del mundo son iguales… Jamás las vas a poder complacer 100%... Siempre están inconformes… Y siempre te van a buscar cualquier defectico para magnificarlo y luego restregártelo en la cara… Usted sólo hágame caso… Déjese llevar por mis consejos y verá como le empieza a ir bien con cualquier mujer que usted quiera… ¿Si me entiendes mi pana?... Oxiuro… Oxiuro… ¿Me estás escuchando?
OXIURO: “Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz”
Nada, ya Oxiuro dormía como un bebé en el interior de aquel viejo vehículo, hasta su largo y huesudo dedo se lo estaba chupando. Unos minutos más tarde llegaban hasta la supuesta casa de Oxiuro, que en realidad como ustedes recordarán, no es otra cosa que la súper avanzada nave espacial La Zamura 1.
CHEO: “Oxiuro… Oxiuro mi pana… Ya llegamos… Despierte vieja… Ya estamos frente a tu casa”
OXIURO: “¿Ahhhh?... Hip… ¿Dónde estamos?... ¿Qué pasó con el partido?... ¿Volvió a perder Estudiantes?... Nooooo jooooo chamo… Déjeme tranquilo… Por la cara no… No me deje morir pupi… No me deje morir”
CHEO: “Jajajajajajaja… Este borracho… Ya chamo… Bájese más bien y entre a su casa… Mosca y su papá lo escucha”
Unos instantes más tarde vemos al teniente Oxiuro intentando ingresar a la nave por su ventanilla, lo que no recordaba aquel borrachito extraterrestre es que más temprano, antes de salir, la había dejado cerrada con seguro.
OXIURO: “Cónchale… Me cerraron la ventana… ¿Y ahora?... ¿La vieja llora?... Naaa pues voy a entrar por la puerta con cuidado para que no me escuche el comandante Helminto”
Tuvo que hacer un esfuerzo sobre extraterrestre para encontrar la llave que le diera acceso a su morada el teniente Oxiuro, por fin abrió la puerta.
HELMINTO: “Teniente Oxiuro… Buenas noches”
OXIURO: “Uy su madr… ¿Qué le pasa chamo?... No me de esos sustos… No ve que… Que me dan ganas de… (Vomito)”
Y ahí, en medio de la sala principal de la súper avanzada nave espacial La Zamura 1, el teniente Oxiuro dejaba una huella indeleble de la rumbita que se había lanzado aquella noche. Lo peor, es que ya había sido descubierto sin lugar a dudas por su jefe, el comandante Helminto.