LAS NUEVAS AVENTURAS DE CANDY CANDY (Presiona aquí para el audio)


CAP VIII


EL CAPITULO DE HOY SE LLAMA: “A PONERSE LAS ALPARGATAS… PORQUE LO QUE VIENE ES JOROPO”

ANTHONY: “No solo hubiéramos sido nada sin ustedes sino con toda la gente que estuvo a nuestro alrededor… Algunos siguen hasta hoy… Gracias… Totales”

Con esas súper originales y lapidarias palabras despedía el concierto Anthony Colina, voz líder y guitarrista de la agrupación Los Indigentes Buena Gente o los IBG como también se les conocía. Fueron dos horas de rock and roll puro las que había brindado la banda merideña a toda su fanaticada asistente a la presentación.

Candy Candy estaba anonadada, no solo había presenciado en vivo y directo a su ídolo, a su eterno amor secreto, la linda protagonista de esta radionovela juraría que en varias ocasiones Anthony la miraba fijamente mientras interpretaba sus desgarradoras canciones, incluso cuando tuvo la oportunidad de cantar “Mujer abre tu Ventana” levantó su mano derecha y la señaló directamente a ella. Lo único malo fue la supuesta acompañante de Anthony, la tal Carlota, que no se le despegó ni un solo instante durante todo el concierto, constantemente se le acercaba para hablarle, le ofrecía algún tipo de bebida, chucherías, incluso la invitó a bailar.

CARLOTA: “Ehhhh… Candy Candy… ¿Seguro que tienes quien te lleve hasta tu casa?... Porque si tu quieres yo te puedo llevar… No tengo ningún tipo de problema”

Tragando grueso por la incomodidad que le representaba aquella extraña situación, Candy Candy le respondió.

CANDY CANDY: “No te preocupés Carlota… Yo vine con mi amiga Patty y con ella me voy… Pero te pregunto... ¿Vos y Anthony no son novios?... No se digo… ¿Ustedes no están juntos?”

Sonriendo debido a la pregunta que le hacía Candy Candy Carlota respondió.

CARLOTA: “Ja, ja, ja… No vale chama… Nada que ver… Anthony y yo somos es buenos amigos… Él y yo nos la llevamos bien porque yo soy el cátcher del equipo de soft ball de la urbanización y bueno… De ahí es que nos hemos hecho panas… Tranquila que yo no tengo novio ni nada por el estilo… ¿Y eso que te interesa saber mi situación sentimental?”

CANDY CANDY: “Ehhhh… No… Por nada… Es solo curiosidad… Disculpáme… Me retiro un momento… Voy a ver donde está Patty para ver si ya nos vamos… Con permiso”

Bicho, tremendo susto se acababa de llevar la pobre Candy Candy, a veces ser tan bonita trae sus consecuencias.

Después de caminar sin rumbo fijo buscando a Patty, Candy Candy por fin ubica a su mejor amiga quien se encontraba en ese momento junto al baterista de la banda y novio de turno Charles Vergara.

PATTY: “Candy Candy… Candy Candy… ¿Dónde te habías metido chama?… Tengo rato buscándote para bajar ya mismo a Mérida… Me tenías preocupada”

CHARLES: “Je, je, je… De pana y todo Candy Candy… Ya estábamos pensando que te habías ido con la “delicada” Carlota Camacho… Ja, ja, ja”

CANDY CANDY: “Je, je, je… Que graciosito… Solo estaba disfrutando del concierto lo más cerca que podía estar de la tarima y así no perderme un solo tema”

De repente, una voz conocida hizo que se le pusiera la piel de gallina a la bella catirita. Si… Era él… Anthony, el príncipe de la Colina.

ANTHONY: “Hola otra vez… ¿Cómo estás?... ¿Te gustó el concierto?… No se eras tu la que estaba entre el público, pero te dediqué “Mujer Abre tu Ventana”… ¿La escuchaste?

Temblorosa, casi sin poder emitir palabras, Candy Candy solo pudo decir:

CANDY CANDY: “Ahhhh… Ahhhh… Ahhhh… Aaaanthony… Aaaaanthony”

Durante las próximas dos horas el par de tórtolos se dedicaron hablar sin cesar, se contaron todo, conversaron como si se conocieran de toda la vida, se reían, se miraban fijamente a los ojos, sentían como si fueran prácticamente almas gemelas. Anthony fue todo un caballero, cuando el frío empezó a pegar con fuerza no dudó en cederle su chaqueta de cuero con la imagen de Paul Gillman a Candy Candy, era un sueño hecho realidad, como desearía la noble muchacha que el tiempo se detuviera, pero no era así, ya es tarde y su amiga Patty tuvo que interrumpir la amena reunión.

PATTY: “Disculpen ustedes señores enamorados… Pero llegó el momento de retirarnos… Vamos ya Candy Candy que se nos hace tarde”

ANTHONY: “Si, es cierto… Mejor nos vamos… Candy Candy, ¿Entonces te puedo buscar mañana en la tarde para ir a ver Harry Potter y la Maldición del Tigre de Pies Planos?”

CANDY CANDY: “Claaaro Anthony… Te espero a la hora que vos digas”

Dicho esto, el grupo de jovencitos se disolvía y cada quien retornaba a su hogar. Durante el camino Candy Candy le contó con pelos y detalles todo lo que había sucedido a su amiga Patty, la muchacha no cabía de tanta felicidad, ni en el mejor de los escenarios se hubiese imaginado que las cosas le habrían salido tan bien.

PATTY: “¿Y le dijiste que querías ser su esposa y la madre todos sus hijos?”

CANDY CANDY: “Sinceramente no creo que esa se una buena idea Patty… Me parece que a veces las mujeres cometemos el error de presionar vilmente a los pobres hombres… Como se nota que esta novela la está escribiendo Jairo”

Después de despedirse, Candy Candy llegaba a la residencia estudiantil El Hogar de la Señorita Pony y luego de tomar un merecido baño se acostaba a dormir con una sonrisa de oreja a oreja.