LAS NUEVAS AVENTURAS DE CANDY CANDY (Presiona aquí para el audio)


CAP XIII


En el capítulo anterior nos habíamos comprometido a presentarles un dossier bien completo sobre el perfil de este fulano Archibald Galeno, mejor conocido como el doctor Archi, como somos gente seria, gente de palabra y no nos parecemos a esos ministros que dicen “la crisis eléctrica ya fue superada”, siendo totalmente falso, entonces aquí les presentamos un informe bien desarrollado sobre este personaje

Archibald Galeno fue toda su vida un estudiante mediocre, desde que estaba en preescolar, donde nunca logro hacer ni una tarjeta para el día de la madre, hasta el mismísimo bachillerato, donde se graduó en un liceo por parasistema y terminó comprando el título. Ingreso a la Facultad de Medicina gracias a las gestiones hechas por su padre, el doctor Hipoclorito Galeno, quien era el decano de dicha Facultad y a quien todos los profesores, de todas las cátedras le debían favores políticos. Fue así como avanzó en toda la carrera hasta finalmente graduarse, Archibald Galeno era famoso en la Facultad por ser el hijo del decano y por haber sido descubierto en un examen de Anatomía copiándose con un woki toki.

Después de graduarse nadie sabe a ciencia exacta donde obtuvo su título de especialización, estuvo fuera del país por 5 años y regresó convertido en neurocirujano, según él se especializó en Japón, otros dicen que estuvo fue Europa del Este, en Bratislava, capital de Eslovaquia, para ser más específicos, donde impera la anarquía y existen universidades chimbas que dictan postgrados por internet.

Ya en su ciudad natal, convertido en un supuesto neurocirujano, su señor padre no le montó un consultorio, no, le construyó su propia clínica, la famosa clínica El Prurito, donde era el accionista mayoritario y dueño del consultorio más popof. Sin embargo, a pesar de tanto éxito, a pesar de tanto dinero, el Doctor Archi era un hombre solitario y acomplejado, sus supuestos amigos le buscaban para que los brindara, las mujeres se burlaban de él y le sacaban todo el dinero posible como si fuera una alcancía de cochinito, una vez que les montaba apartamento y les daba carro siempre lo abandonaban por un chamito veinteañero.

Todo esto había generado en el Doctor Archi un trastorno psicótico esquizofreniforme afectivo delirante, en pocas palabras tenía tremendo pasticho en la cabeza o mejor dicho, estaba más loco que una cabra. Lo peor era que no podía fijarse en otra mujer de la bolita del mundo sino precisamente en nuestra inocente Candy Candy.

Es la una de la tarde de aquel domingo, hace rato que Candy Candy despertó y se prepara para salir a almorzar con Anthony quien hoy la invitó a dar unas vueltas, cuando va pasando por sala es llamada por la Señorita Pony.

PONY: “Candy Candy… Mi niña… Ven para acá un momento”

La Señorita Pony estaba en el pequeño cuartito donde se encontraba su computadora en la que de vez en cuando se conectaba.

PONY: “Pasa adelante mijita… Pasa que quiero mostrarte algo importante… Por cierto… ¿A dónde vas con tanto apura y tan arreglada?”

CANDY CANDY: “Nada importante Señorita Pony… Es solo que Anthony me invitó almorzar pollo a la canasta en la Casa de la Hamburguesa y debemos llegar temprano para hacer la cola… Luego vamos a comer churros en la Plaza Bolívar… ¿Qué me quería mostrar?”

Cada vez que le hablaban de Anthony a la Señorita Pony era inevitable que esta pusiera su peor cara de asco, era como si le pusieran la Hojilla en pantalla gigante 3D y a todo volumen.

PONY: “Churros y pollo a la canasta… Bien delicado el muchachito ¿No?... Bueno… A lo que iba… Fíjate querida Candy Candy que estaba navegando en internet y casualmente me topé con la página en facebook del amable Doctor Archi… Hice lo que regularmente hace Irina cuando le chismea la vida a los demás… Miré todas sus fotos… Revisé quienes están etiquetados… Todos los comentarios que le han hecho… Busqué la lista de sus amigos… En fin… Ese hombre está podrido en plata… Mira todas estas fotos en varios países del mundo… En ninguna sale con mujeres… Por lo que pude leer en su perfil el Doctor Archi sigue soltero y sin compromiso… Al parecer la última novia que tuvo lo dejó por un boliburgues… Hija, te digo esto porque debes apuntar más alto… Imagina que en vez de estar comiendo churros en una banca de la Plaza Bolívar, podrías estar comiendo fresas con chocolate en la cancha central del All England Lawn Tennis and Croquet Club… Viendo tu partidito de Wimbledon junto a un reconocido neurocirujano”

Candy Candy se quedó por unos segundos paralizada, por alguna inexplicable razón toda aquella exposición de la viejita Pony la había hecho trasladarse mentalmente a tierras londinenses, específicamente a la verde campiña que alojaba en su suelo a varios de los más lujosos y antiguos castillos, Candy Candy se veía vestida de blanco, disfrutando de los más ostentosos lujos, con una cuadrilla de sirvientes a su disposición, aquellas fantasiosas imágenes se esfumaron cuando sonó el timbre de la casa

CANDY CANDY: “Con su permiso señorita Pony… Ya me vinieron a buscar… Que tenga una feliz tarde… Yo me voy a comer churros”

La jornada romántica había transcurrido con absoluta normalidad, después del pollo a la canasta y los churros Anthony y Candy Candy se encontraban sentados debajo de un hermoso araguaney en la Plaza Bolívar, la tarde poco a poco se escapaba y ya tenían un buen rato conversando este par de tórtolos.

ANTHONY: “Candy Candy… ¿Te puedo decir algo un poco atrevido?”

CANDY CANDY: “Decíme lo que vos querás”

ANTHONY: “La última vez que vi a alguien tan pecosa fue a Thamarita de Kafé Kolao”

CANDY CANDY: “¿Eso era todo lo que me ibas a decir?... No joooo… Yo creí que era algo más importante”

ANTHONY: “Shhhh… Shhhh… Silencio tarzan pecosa… Silencio… No dañes este momento… Te dije eso para estar cerca de tus pecas y así poder hacer esto”

Y ahí… En medio de la Plaza Bolívar… Delante del todo el gentío con sus tarantines y de los cantantes bolivianos… Anthony y Candy Candy unieron sus labios en un prolongado beso apasionado.