
CAP XXVIII
EL CAPITULO DE HOY SE TITULA: “ESTE GUAYABO QUE TENGO NO LO AGUANTO… YO NO VUELVO A TOMARME UN TRAGUITO”
Dicen que el tiempo cura las heridas, de esa premisa se quiere amparar Anthony para tratar de olvidar toda la tragedia por la que ha pasado en las últimas horas.
Ya es un nuevo día, amanece en la ciudad y en su habitación Anthony tiene los ojos como si fueran dos toronjas hinchadas y rojas, no ha dormido absolutamente nada y no para de pensar en su adorada Candy Candy.
ANTHONY: “Cónchale Diosito… Ayúdame a olvidar… Ayúdame a olvidar todo esto… Siento una presión horripilante en el pecho… Me falta el aire… Cuando pienso en ella el estómago me da dos tirabuzones invertidos… Cálmate Anthony… Tienes que ser varón… No puedo ser tan mal pensado tampoco… No creo que Candy Candy se esté divirtiendo como si nada hubiese pasado… Imagino que a esta hora debe estar destrozada como estoy yo de tanto llorar”
Pobre Anthony, sinceramente nos da cosita verlo como está, tan inconsolable, tan deprimido… no es justo. Pero que tal si vamos unos cientos de kilómetros al noreste del país y averiguamos como le está yendo a la protagonista de esta historia, veamos si son ciertas las corazonadas de Anthony sobre lo terriblemente mal que la debe estar pasando la linda flaca.
Ahí está Candy Candy, tomando sol en la cubierta de un espectacular yate de lujo que viaja a toda velocidad con destino a la Isla de Coche… Su ajustado traje de baño de dos piezas le luce realmente de maravilla, lleva lentes oscuros de marca que le regaló el doctor Archi al llegar a Porlamar y disfruta de una deliciosa piña colada. La muchacha se ve feliz, es como si toda la vida hubiese pertenecido a este nivel social, cualquiera pensaría que es una sifrina rica de cuna, como le lucen todos esos lujos. A su lado va el doctor Archi quien se dispone aplicar loción protectora sobre la blanca y delicada piel de su futura conquista.
ARCHI: “Candy Candy… Ya hablé con el capitán de la nave y me dice que faltan pocos minutos para llegar a Coche… Sin embargo me ha recomendado que hagamos una pequeña parada en un sitio espectacular donde podremos nadar unos minutos con los delfines… ¿Te parece?”
CANDY CANDY: “Imagináte che… ¿Qué si quiero nadar con delfines?... Por supuesto que si… Lo más cerca que he estado al lado de un animal dentro del agua es cuando baño a Clint en la ducha conmigo sin que se de cuenta la Señorita Pony”
ARCHI: “Perfecto… Ya el capitán tiene las instrucciones para detener el yate en ese sitio… Veo que ya terminaste la piña colada… ¿Te provoca ahora probar una mimosa?”
CANDY CANDY: “¿Una mimosa?… No se que es eso… Pero no me parece que debamos tomar suavizante de ropa”
ARCHI: “Jajajajajaja… No… Es mimosa… No mimosin… Pruébala y después te explico”
Bueno, ya ustedes se han dado cuenta el trabajón por el que está pasando la “pobre” Candy Candy… Vamos a dejarla por un momento mientras se lanza de clavado para nadar con los delfines y volvamos al otro lado del país, a esta hora en casa de Anthony Colina la situación es radicalmente distinta, encerrado en su cuarto el muchacho no ha parado de escuchar canciones rasga vestiduras de Camila, Ricardo Arjona y como si fuera poco repite y repite a cada rato “Amarte Más No Pude” del maestro Diomedes Díaz.
Justo cuando está a punto de sonar “Obsesión” de las Estrellas Vallenatas, tocan la puerta de su habitación
MAMA ANTHONY: “Anthony… Hijo… Abre… Soy yo… Tu mamá”
ANTHONY: “Snif… Snif… Snif… Hola mami… ¿Qué pasó?... ¿Para que soy bueno?”
MAMA ANTHONY: “Anthony… Hijo… ¿Qué sucede?... ¿Qué son todas esas lágrimas y mocos?... ¿Qué te hiceron?”
ANTHONY: “No mami… Nada… No estoy triste… No es mi llanto… es el humo del cigarrillo el que me hace llorar”
MAMA ANTHONY: “Ahhhh… Que alivio… Pensé que llorabas porque parece que van a seguir convocando al Cafú Arismendi para la selección… Menos mal… Hijo… Abajo está tu amigo Charles… Dice que necesita hablar contigo urgentemente”
ANTHONY: “Ok mami… Dile que ya voy… Voy a echarme un antiinflamatorio en los ojos y bajo para hablar con él”
Unos minutos más tarde Anthony recibía a su buen amigo Charles Vergara quien venía desesperado por hablar con este.
CHARLES: “Anthony… Anthony mi pana… Tengo que contarte algo urgentemente brother… Pero siéntate, siéntate porque te puede dar un yeyo cuando sepas esto que te tengo que decir”
ANTHONY: “Pero cálmate Charles… ¿Qué puede ser tan importante vieja… Dímelo”
CHARLES: “Tu sabes que después de aquella noche en la hacienda del doctor Galeno, cuando tu saliste pirado a buscar a Candy Candy, nosotros nos quedamos hablando con las muchachas… Y bueno… Tú sabes como es el bajista de la banda, Toño Mamerto, de enamorado ¿No? … El loco ese le pidió el empate a la tal Macnolia Igüarán y ni corta ni perezosa le dijo que si… Bueno… Han estado saliendo y la tipa le contó un montón de cosas del tal doctor Archi de las que te tienes que enterar mi brother”
ANTHONY: “Pero bueno Charles dime… Dime que son todas esas cosas… Dímelo”
CHARLES: “No, no te las voy a contar yo… Te las va a contar la mismísima Macnolia Igüaran que está allí afuera en mi carro y accedió a venir para hablar contigo porque dice que le caíste demasiado bien”
Efectivamente, ahí afuera estaba Macnolia Igüaran, con una mini falda de lentejuelas, un abrigo imitación de piel de marta, masticando chicle y haciendo círculos con la cadena su pequeña cartera negra.
MACNOLIA: “Hooolaaa sardinito… Ya me enteré que le jugaron quiquiriguiqui con el asunto de su noviecita… Es que ese doctor Archi es más peligroso que ir con una franelita de Primero Justicia a las Domingo Salazar… Tranquilo tigre… Aquí está Macnolia para ayudarlo”