LAS NUEVAS AVENTURAS DE CANDY CANDY (Presiona aquí para el audio)


CAP XLI

EL CAPITULO DE HOY SE TITULA: “OH POR DIOS… VEO QUE HAS TRAÍDO TU PROPIA VIANDA…”

ESTE HA SIDO UN CHISTE PRIVADO QUE SOLO ENTIENDE JAIRO

Ya amaneció, son las 8 de la mañana y Candy Candy se ha levantado bien temprano, hoy la linda señorita no va a su consabida clase de Histología en la Facultad, en su lugar se dirige a la prestigiosa Clínica el Prurito con el objetivo de buscar el morral que le pertenece a su ex novio Anthony y en el que se encuentran los famosos guayos que usarán para rendirle un homenaje al moribundo muchacho.

CANDY CANDY: “Buenos días señorita… Disculpá la molestia, pero vengo a retirar un morral del paciente Anthony Colina… Me dijeron que el día que lo trajeron de emergencia lo guardaron junto a sus pertenencias… ¿Será posible que me lo entreguen?... Hay una prenda que necesitamos para realizarle un pequeño detalle antes de su partida”

La avinagrada secretaria con cara de pocos amigos reaccionó a la petición de la protagonista de esta historia.

SECRETARIA: “Regularmente no hacemos entrega de ninguna pertenencia de nuestros pacientes a gente desconocida… Pero en este caso voy hacer una excepción… Dentro de ese morral hay unos zapatos, unas botas, no se… Están tan, pero tan hediondos que de verdad le agradezco que se los lleve”

CANDY CANDY: “No se preocupe señorita… Yo me hago cargo… Solo entrégueme eso y gracias por su atención… No podía esperar más arrojo de ética de alguien como vos”

SECRETARIA: “¿Qué me quiso decir?... ¿Me está ofendiendo con su lenguaje rebuscado?”

CANDY CANDY: “No… Para nada… Sería incapaz… Solo deme el morral por favor”

De esta manera se retiraba Candy Candy de la lujosa Clínica el Prurito y partía rumbo a su casa, nosotros nos vamos a quedar por un instante en este centro asistencial y vamos a ver que está pasando justo ahora en la sala de cuidados intensivos, donde tienen en la habitación número 3 al pobre Anthony.

ARCHI: “Buenas, buenas… ¿Cómo se encuentra mi monigote favorito?... Anthony, Anthony, Anthony… ¿Qué haz hecho mi pana?... ¿Cómo dices?... Perdón que no te escucho… Oh cierto… Verdad que no puedes hablar… ¿Perdón, qué para donde fuiste anoche?... Ahhhh verdad que tampoco puedes moverte… Jajajajajaja… Sin embargo se muy bien que si puedes escucharme… Así que voy aprovechar de decirte algunas cositas… Como por ejemplo que puedes estar tranquilo… Candy Candy sigue pensando frecuentemente en ti… Anoche antes de amarnos con locura desenfrenada derramó algunas lágrimas por ti… Que tierna verdad… Lástima que te queden tan pocas horas… Se que con el tiempo se borrará cualquier recuerdito que le quede de ti… De eso me voy a encargar yo… Lo único que te pido es que cuando ya seas un espectro no te vayas a aparecer o te pongas a jalarnos las patas… Sería muy descortés de tu parte… ¿Me escuchaste?... Bola de miel… Pedazo de aguacate inanimado… Pelusa de ombligo asquerosa… AAAGGGGGHHHHWWWWWW"

Confiado en el estado inanimado de Anthony, el maquiavélico doctor Archi se le había acercado demasiado y justo cuando estaba encima de este haciéndole burlas y dándole cuchepes, lepes y mata chivos en la cabeza, el muchacho tuvo una reacción refleja inesperada y estirando sus brazos tomaba con todas sus fuerzas por el cuello al pérfido doctor.

ARCHI: “Suéltame desgraciado… AAAGGGGGHHHHWWWWWW… Qué me sueltes… Suéltame gorila… Qué me sueltes”

Realizando un movimiento sagaz, el malvado doctor Archi logró tomar la jeringa con la que le suministraba el coctel de anestésicos a Anthony y rápidamente le suministró una dosis como para dormir un enorme hipopótamo.

ANTHONY: (Ronquidos)

Ahí estaba Anthony… Caía noqueado otra vez… Estuvo tan cerca de salvarse… Como diríamos en el argot futbolístico… Pegó en el palo… Acomodándose el nudo de la corbata, el despeinado doctor Archi volvía a tomar aire otra vez.

ARCHI: “Cof, cof, cof… Perro chamo… Cómo tienes fuerza… Mejor no me vuelvo acercar tanto… Espero que hayas disfrutado de este último momento de sensación de vida… Mañana es tu operación para sacarte los órganos y como entenderás será tu fin definitivo finalizado para siempre jamás de los jamases… ¿Ok?"

Ya Candy Candy se encuentra en el hogar de la Señorita Pony, está en el lavadero y se prepara para lavar los guayos de Anthony que debe entregar mañana a Charles Vergara y así preparar todo lo del homenaje, cuando está a punto de abrir el morral es interrumpida por la mismísima Señorita Pony.

PONY: “Candy Candy mijita ¿Qué sucede?... Estoy desde hace rato escuchando una moqueadera que me despertó… ¿Acaso eres tu la que está llorando?... ¿Qué pasa?... ¿Por qué estás tan triste?”

CANDY CANDY: “Snif, snif, snif… No es nada Señorita Pony… Descuide… Es solo que pasé buscando estas cosas de Anthony para su funeral y bueno… Snif, snif, snif… Vos entedés Señorita Pony”

PONY: “Que yo entiendo qué… ¿Qué sigues enamorada de ese muchacho?... Eso siempre me lo he imaginado… Y bueno… Solo puedo decirte unas palabras Candy Candy… Las más sensatas que alguna vez te haya podido decir y que me salen del corazón… No seas Ñor Bruta… Tu si eres So Burra… ¿Sigues insistiendo en estar enamorada de ese tipo?... Déjalo ir ya y de una buena vez por todas haces tu vida con el magnífico doctor Archi”

CANDY CANDY: “Está bien Señorita Pony… Dejáme pensarlo bien… Por ahora voy a lavar estos guayos que huelen a desgracia para el homenaje que…. ¿Pero qué es esto?... ¿Un pendrive?... ¿Qué hace un pendrive dentro de los guayos de Anthony?”